Ya sabía yo que METRO causaría la envidia de muchos "colegas", pero no sabía a qué extremo. Y es que resulta que tras las amargas ...
Ya sabía yo que METRO causaría la envidia de muchos "colegas", pero no sabía a qué extremo.
Y es que resulta que tras las amargas 'quejas' de dizque editores de dizque publicaciones, a METRO le acaban de cancelar toda publicidad gubernamental. No hubo explicación de por medio, salvo la de una amabilísima directora de área que me dijo: "lo que pasa es que tienes muchos "amigos" que te echaron tierra y por eso nos ordenaron quitarte toda la publicidad. No creas que es personal".
Sin embargo, a todos esos inefables 'periodistas', puedo decirles que, francamente, me importa un pito que tengamos o no publicidad gubernamental. Afortunadamente, en METRO no tenemos necesidad de andar buscándole la ubre a 'Mamá Gobierno' para subsistir. Nuestros pies, nuestras manos y nuestros cerebros están acostumbrados a trabajar, y lo que menos queremos es vivir arrimados al presupuesto, bebiendo café y lamiéndole las botas al Gobierno en turno.
Y antes que enfadarnos, es más preciso dar las gracias a los envidiosos, porque así no nos convertiremos en las lapas que ellos son. A diferencia de ellos, a nosotros nos nos da miedo vivir de nuestro trabajo y de nuestro esfuerzo. No necesitamos de estar copiando y pegando boletines en nuestras páginas para limosnear inserciones, y mucho menos andar ocultando nombres de funcionarios o de sus parientes cuando cometen sus fechorías, amparados en una prensa blandengue y sin ética periodística.
Gracias a los envidiosos, porque ahora sí nos han enviado al destierro de la 'comunidad' de 'los chicos de la prensa' en Aguascalientes. No formamos parte del grupito de 'informadores' hidrocálidos, y eso nos llena de orgullo, porque entonces METRO no será identificado por sus lectores como 'la prensa vendida'.
Gracias, "colegas"...
Y es que resulta que tras las amargas 'quejas' de dizque editores de dizque publicaciones, a METRO le acaban de cancelar toda publicidad gubernamental. No hubo explicación de por medio, salvo la de una amabilísima directora de área que me dijo: "lo que pasa es que tienes muchos "amigos" que te echaron tierra y por eso nos ordenaron quitarte toda la publicidad. No creas que es personal".
Sin embargo, a todos esos inefables 'periodistas', puedo decirles que, francamente, me importa un pito que tengamos o no publicidad gubernamental. Afortunadamente, en METRO no tenemos necesidad de andar buscándole la ubre a 'Mamá Gobierno' para subsistir. Nuestros pies, nuestras manos y nuestros cerebros están acostumbrados a trabajar, y lo que menos queremos es vivir arrimados al presupuesto, bebiendo café y lamiéndole las botas al Gobierno en turno.
Y antes que enfadarnos, es más preciso dar las gracias a los envidiosos, porque así no nos convertiremos en las lapas que ellos son. A diferencia de ellos, a nosotros nos nos da miedo vivir de nuestro trabajo y de nuestro esfuerzo. No necesitamos de estar copiando y pegando boletines en nuestras páginas para limosnear inserciones, y mucho menos andar ocultando nombres de funcionarios o de sus parientes cuando cometen sus fechorías, amparados en una prensa blandengue y sin ética periodística.
Gracias a los envidiosos, porque ahora sí nos han enviado al destierro de la 'comunidad' de 'los chicos de la prensa' en Aguascalientes. No formamos parte del grupito de 'informadores' hidrocálidos, y eso nos llena de orgullo, porque entonces METRO no será identificado por sus lectores como 'la prensa vendida'.
Gracias, "colegas"...